08 mayo 2010

Rupturas felices... ¿Por qué no?

Hoy me he puesto a pensar lo tristes que suelen ser los finales de algunas parejas.

Todo esto viene porque el otro día un buen amigo decidió romper con su novia tras una relación que había durando varios años, en la que yo creía que todo iba muy bien entre ellos (casi siempre desde fuera las cosas se ven diferentes). Pero al hablar con él, sólo me contaba cosas negativas de la persona con la que había compartido tanto tiempo, y yo me pregunto si realmente todo fue tan malo, y si lo fue ¿por qué ha esperado tanto tiempo para dejarlo?



Es verdad que a veces seguimos con una pareja que ya no nos llena demasiado o con la que ya no somos muy felices, porque esperamos a que la situación mejore. Dejamos pasar el tiempo porque estamos casados, porque el tener hijos nos impide tomar una decisión, por inseguridad, por miedo, por pereza, por comodidad... o huimos hacia delante teniendo hijos creyendo que así todo se va a solucionar… o qué se yo.



Se supone que tu pareja a lo largo del tiempo se va convirtiendo en un buen amigo o amiga a quien contarle lo que no te gusta, tus inquietudes, deseos… Con la que compartes tus miedos y tus secretos. Se supone que debería ser el refugio donde puedes ser tu misma. Entonces… ¿por qué casi siempre terminamos tan mal?



No sé si os acordáis de ese episodio de Sexo en Nueva York en el que Jack Berger deja a Carrie Bradshaw a través de un post it. ¡Un post it! ¿Seríamos capaces de hacerle esto a un amigo?




Conozco poca gente que después de romper siga siendo amiga de su pareja. Siempre nos quedan los malos recuerdos. La mayoría de las veces es muy complicado ver el lado bueno de lo que hemos vivido. Hace falta ese tiempo de duelo en el que te enfrentas cara a cara con el dolor y puedes pensar.



Casi siempre después de una ruptura, dependiendo del grado de infelicidad que nos haya producido, nos volvemos vengativos, rencorosos, irracionales, nos convertimos en malas personas y actuamos de la peor forma posible. Conozco casos de gente que se ha separado teniendo hijos y se han vuelto totalmente inconscientes y egoístas a la hora de tener que compartirles, utilizándolos como moneda de cambio para conseguir algo o sólo para hacer daño al otro, sin pensar que al pobre niño estos actos le pueden causar graves secuelas psicológicas a lo largo de su vida.



Desde luego aquí no hablo de casos en los que ha habido maltrato psíquico o físico, que para mí son palabras mayores, en las que con mucha fuerza, coraje y con ayuda hay que dejar cuanto antes esa relación en la que no sabes cómo, esa persona que te quería tanto, acabó haciéndote tanto daño.



Escuché una canción de Julieta Venegas que se llama La despedida, y que os invito a escuchar en la que habla de su relación como algo bonito que cambió su vida, aunque en un momento hubo algo que hizo que todo terminase. Y le desea lo mejor a su ex-pareja porque en su momento fue la persona más importante de su vida. Esto es un ideal pero ¿no os parece que debería ser así?





Un besito para tod@s



G.

4 comentarios:

  1. mae mía g lo que estás cambiando!! pues claro que tiene que ser así, lo que pasa que vivimos en una época en la que a la gente le cuesta pasar del "todo o nada", y ser racional. Las exparejas deberían ser nuestros mejores amigos, porque con ellos hemos compartido mucho más que con el resto... y es posible! (pa muestra un botón!) besos!

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  2. gemita ... tengo mis dudas, creo que entre una relacion cordial, amable y relajada a una relación de amistad real hay mucho trecho, me conformo con lo primero, porque con lo segundo creo que el corazón y la psique sufren demasiado, la generosidad sentimental no es mi fuerte.

    Besos. ggal

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  3. Me gusta mucho tu articulo entre otras cosas por que yo puedo decir que es posible: hace un año termine una relacion de casi 10 años en muy buenos terminos.Ahora somos amigos, el viernes salimos a comer y a ponernos al dia porq teniamos tiempo sin hablar. Es grato no tener pendientes con la vida.

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  4. Hola Yandira, yo también creo que es posible. También depende del carácter y la forma de ser de la otra persona. Yo personalmente tengo una buena relación con uno de mis ex y la verdad es que da gusto quedar bien con las personas que en algún momento han formado una parte muy importante de tu vida.

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