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29 agosto 2011

Madres de las de antes...


Bueno, pues ya estoy aquí, recién llegada de vacaciones. Y como todos los años, dos semanitas con mi familia política y dos semanitas con la mía. Lo he pasado muy bien y me he sentido muy querida y cuidada tanto por una parte como por la otra.


Pero siempre que vuelvo me planteo la misma cuestión.... ¡YO NO VOY A SER UNA BUENA MADRE! y ahora os cuento por qué.


Primero porque yo no me voy a levantar por la mañana temprano y le voy a hacer al marido de mi hija un zumo de frutas recién exprimido con sus correspondientes tostadas, de pan del día, calentitas, con su tomate rallado y su jamoncito cortadito… Ni voy a dejar de ir a la playa para hacer una comida digna de un restaurante, ni voy a estar todo el verano hecha una esclava para que mis hijos estén contentos, felices y descansados junto a sus amorosos cónyuges.

Pero las madres de antes son así. Son felices viendo que tú estás a gusto en su casa y que has estado tan bien que el año que viene vas a volver. Y no te dejan pagar nada, que para que te dejen fregar los platos tienes que pegarte con ellas porque te dicen "tú ve a echarte la siesta que para eso estoy yo". Siempre pienso que sólo ellas, nuestras madres, las de antes, son únicas, y que viven por y para nosotros. Qué son felices si tú eres feliz, que se sacrifican y sacrifican sus vacaciones por ti.

Y si tienes un poco de morro te pegas unas vacaciones hecho un/a rey/reina, pero yo, aunque agradecida, lo paso mal. Porque con una ensalada, o un sándwich, o una paella de chiringuito también soy feliz en vacaciones, porque no tengo ganas de planchar y prefiero ponerme la camiseta llena de arrugas, porque no se me caen los anillos por fregar después de comer y si no me apetece, pues uso platos de plástico.

Pero sobre todo porque prefiero que mi madre esté conmigo disfrutando de un día de playa debajo de la sombrilla leyendo una revista, charlando o lo que le apetezca hacer, antes que no verla porque está trabajando por mí.

Y quiero que ella entienda que la voy a querer igual y que el año que viene voy a volver (dónde voy a ir si no es a Guardamar) aunque no se pase el día hecha una mula trabajando para todos.
Pero no se deja, por lo menos la mía y mi suegra tampoco... ¡Menudas son ellas!

Espero que mis hijos me entiendan...

Un besito a todos y feliz vuelta.

g.

12 febrero 2011

THE FIGHTER y la familia


Hacía ya un montón de tiempo que no iba al cine y ayer aprovechamos y fuimos a ver The Fighter. Ya se va aproximando la fecha de los Oscars y me apetece ver casi todas las que están nominadas para luego poder opinar si se ha merecido el oscar una peli o se lo merecía otra. Pues a lo que iba que la peli de ayer me gustó. Tranquilos que no os la voy a contar. Creo que los Globos de Oro que se llevaron fueron merecidos, tanto Christian Bale como Melissa Leo.

Me llamó la atención la disyuntiva del protagonista a seguir fiel a su familia o a sus ideales, a lo que él quería conseguir.

Quiere hacer compatible su familia, con su trabajo, ser generoso con los suyos para no ofenderles y ser agradecido con lo que le han dado, todo eso hace que él pierda de vista lo quiere conseguir en la vida.

Me di cuenta de que a mí a veces me pasa lo mismo sin llegar a ese extremo. Además yo tengo una frase que dice "a mi familia sólo la critico yo", es decir, si alguien ataca a los míos yo me siento atacada. Es más, si me critican a mí, no me duele tanto, y da igual que el comentario sea sobre mi madre, mi suegra, mi marido o mis cuñados. Me hierve la sangre.

Lo mismo ocurre cuando alguien se pone enfermo en la familia, que tú dejas de pensar en tí inmediatamente para llevar en el pensamiento todo el día a la persona que está malita. Y dentro de familia incluyo a mis amigos, porque no tiene por qué haber lazos de sangre para querer a un amigo tuyo como si fuera tu hermano.

Igual que cuando cumplen años, que no miras el dinero para hacerles regalos o cuando te vas de compras y tú no te compras nada pero entras en la sección de niños y a tu sobri le regalas todo lo que ves.

A mí todo eso me hace feliz. El ver sus caras cuando les llevo un regalo, me hace feliz. Por eso no puedo concebir las luchas que a veces tienen algunas familias por problemas de herencias o incluso los celos y envidias que existen entre algunos de sus miembros.

Yo soy feliz con la felicidad de los míos.

Un besito para tod@s.
g.